Amor educativo

Amor que se encuentra con el otro para ayudarlo a ser. Amor que enseña y aprende a juntos ser humanos. Amor que elige vivir la vida enseñando.
                                         

Amor que penetra el alma y la toma con la mano del cariño, acaricia al niño hasta dejarlo dormido y éste reposa con confianza en el corazón que lo cobija y protege en su sueño en donde crece y se reconforta.
Amor que te despierta cada día y te acompaña y lo recibes con tu alma dócil de niño, experimenta y goza en lo que aprendes que de vivir se trata y de dar los pasos que a la madurez te lleven.
Amor maestro que educa con la vida y que impulsa la tuya hacia adelante para conquistar el destino que te mereces. La felicidad te espera a la vuelta del camino y tu felicidad es la mía porque es la paga que anticipa el cielo de caminar juntos por la vida.
Amor discípulo que se deja amar por la ternura que transmites y que fortalece mi ser cada día renovando la esperanza de la misión cumplida dando sentido a la vida. Que aprende cuando enseña y que escucha en tu voz la voz eterna del que cuando habla las cosas crea y que habita en tu corazón porque ÉL te hizo junto a tus padres y la vida te dieron para que seas digno y digna de vivirla.
Amor tierno que ablanda la dureza de la roca que impide aprender y ser, yo te acaricio para que te abras y la sabiduría pueda visitarte y contigo comer en la mesa de los sencillos que quieren aprender.
Amor firme para que no te distraigas de lo importante y te puedas concentrar en SER de una forma plena y que tu interés no pasee en la fantasía sino que elijas crecer.
Amor que cree en ti y te ayuda a encontrar lo que vales para que aceptes lo que eres y sueñes con lo que quieres ser.
Amor que acepta la realidad y la dificultad, que decide embarrarse para ayudarte a caminar, y que no teme el dolor de lo que pueda pasar.
Amor que lucha a brazo partido por aquel que se ha perdido y lo sale a buscar y cuando lo encuentra aterido por el frío de no tener hogar lo carga a la espalda con el cuidado tierno del que cobija y amamanta con el vigor de la vida para que la fuerza  renazca en el corazón herido.
Amor que piensa para ver como llegar a tocar la fíbra íntima del ser, que es la llave de la conciencia que permite aprender.
Amor que inquieta con preguntas para que desees conocer y no aceptes la realidad sin cuestionarte si en realidad así es.
Amor metódico que no deja que el azar lleve y disperse lo que vas recogiendo de lo que aprendes.
Amor que filosofa con el gran maestro Sócrates para que con la Mayéutica nazcas de nuevo y aprendas a filosofar con niños.
Amor de Pueblo para formarte en la conciencia de tu Nación que te espera para que vuelvas y no te pierdas y camines junto con ellos.
Amor de ciencia para que no te olvides de asombrarte de todo lo que te rodea y así aprendas a no quedarte dormido en el vivir y disfrutar de todo ser que se acerca.
Amor ciudadano para aprender a comportarnos en lo social y en lo humano.
Amor de Dios para que encuentres que en la vida no estás solo y Alguien te abriga te engendra y te acompaña, te ayuda a crecer y al momento final te recibe para juntos gozar la vida eterna.
Amor infinito de infinitos maestros y discípulos que juntos aprendieron que sólo sé que no sé nada  y que cada uno en la rama de su ciencia quisieron aprender y conocer sobre el mundo.

Esto va dedicado a todos mis alumnos que en esta reflexión se identifican y se encuentran, a mis maestros y profesores. A todos aquellos con los cuáles he compartido el camino en la formación de la conciencia nacional. A mis compañeros de escuela porque quiero y porque aprendí con ellos los rudimentos del amor educativo. A los hermanos en Dios y a los que oran por otros que intercesores son.

                                                        Julio Daniel Nardini



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